Se trata de profesionales con formación en áreas como pedagogía, psicología, educación, terapia o disciplinas relacionadas con el desarrollo infantil. Cuentan con preparación específica en estrategias de aprendizaje y acompañamiento escolar adaptado.
No es recomendable asignar este rol a personas sin esa formación, como niñeras, cuidadores, familiares, conocidos o estudiantes, ya que se requiere una base profesional sólida para brindar un apoyo efectivo y respetuoso a las necesidades del niño.
Aunque en algunos casos la recomendación proviene directamente de la escuela, también puede ser una decisión tomada por la familia al identificar ciertas necesidades específicas del niño, relacionadas con una condición del neurodesarrollo. Algunas señales que pueden indicar la necesidad de este acompañamiento son:
Contar con un maestro monitor capacitado puede marcar una gran diferencia en su experiencia educativa y emocional.
El propósito central del maestro monitor es facilitar la inclusión tanto académica como social del niño dentro de su entorno escolar, al mismo tiempo que se fomenta su autonomía de forma progresiva. Su labor va más allá del acompañamiento en clase: también orienta al personal docente y compañeros sobre la condición del menor, ofreciendo herramientas para generar un ambiente de comprensión y respeto.
Brindan apoyo en momentos de estrés, ansiedad o crisis, ayudan a establecer y mantener rutinas, y se aseguran de eliminar barreras que puedan afectar el aprendizaje, tanto dentro del aula como en actividades externas como excursiones, salidas culturales o eventos deportivos. Su rol es integral y esencial para una experiencia escolar significativa.
En estos casos, el maestro monitor juega un papel clave al proporcionar herramientas de comunicación alternativa, permitiendo que el niño pueda expresar sus necesidades, ideas y emociones dentro del entorno escolar. Así, se facilita su participación activa en clase y en la convivencia con sus compañeros, respetando su forma única de comunicarse.
No necesariamente. Los especialistas sugieren que el acompañamiento no se prolongue por más de dos años con el mismo niño. La meta es que, con el tiempo, el apoyo del maestro monitor se reduzca de manera gradual, favoreciendo que el menor desarrolle autonomía y pueda desenvolverse con independencia. Sin embargo, cada caso es distinto, y los tiempos pueden ajustarse según las necesidades individuales del niño.
El maestro monitor mantiene una comunicación directa y constante con los padres de familia, compartiendo avances, dificultades y logros que se presenten en el día a día del niño. Esta relación se basa en la colaboración y el acompañamiento, formando un equipo entre familia, monitor y escuela para apoyar de manera integral el desarrollo del menor.
Incluye:
Inversión:
$2,000 programa de adaptación
$5,000 mensuales (11 meses)
Incluye:
Inversión:
$2,000 programa de adaptación
$7,500 mensuales (11 meses)
Incluye:
Inversión:
$2,000 programa de adaptación
$10,000 mensuales (11 meses)
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